El papel del fisioterapeuta en el “empoderamiento de la mujer embarazada”

El papel del fisioterapeuta en el “empoderamiento de la mujer embarazada”

  • 25/04/2018
Los embarazos, partos y pospartos no tienen porque ser como nos contaron nuestras abuelas y madres. En circunstancias normales, son muchas las molestias y dolores que se pueden evitar, paliar y reducir con la simple aplicación de técnicas, ejercicios y movimientos adecuados que un profesional de la fisioterapia conoce y nos puede enseñar, para hacer de un proceso exclusivamente reservado a la mujer, una experiencia de vida inolvidable.
 
Cuando una mujer se queda embarazada experimenta, a lo largo de todo el proceso, cambios físicos que van más allá del diámetro de su barriga. Cambios que preparan su cuerpo para acoger y alimentar al feto, y para hacer frente al trabajo del parto. Los músculos y las articulaciones se ven sometidos a un gran esfuerzo por el incremento de peso y volumen, y la embarazada puede sufrir molestias que, en ocasiones, requieren una intervención profesional que le alivie el dolor y le facilite el descanso.
 
Cualquier mujer, haya estado embarazada o no en su vida, ha escuchado historias truculentas sobre dolores, molestias y complicaciones, que a base de ser repetidas se convierten en verdades absolutas que nada tienen que ver con la realidad médica.
 
Por supuesto que existen embarazos con complicaciones, de los que toda mujer embarazada tendrá conocimiento por su ginecólogo desde el mismo momento en que su embarazo se confirma, pero salvo en esos casos, el resto de los que pudiéramos considerar “normales” o dentro de “la normalidad”, pueden tener un proceso mucho más “feliz” y libre de molestias, de lo que nos contaron nuestras amigas, madres o abuelas. “Antes de dar por sentado que ‘eso es normal en tu estado’, consulta con tu ginecólogo o fisioterapeuta, porque es posible que tenga solución”.
 
La medicina y la fisioterapia, más concretamente, tienen mucho que decir al respecto, como opina Susana Sánchez, profesional de la fisioterapia en uroginecología, que ejerce su profesión en Albacete, y que recuerda que “el cuerpo de la mujer está preparado para parir en muchas condiciones que van más allá de estar en una camilla. Así el sacro se bloquea y la pelvis no se puede mover”. Muy al contrario, asegura, “el cuerpo de la mujer tiene que fluir, y tiene sobre todo que moverse, para ayudar a su bebe a salir”.
 
Y precisamente es lo que enseña en sus clases de preparación al parto, como lo hacen otros tantos profesionales que, como ella, han aplicado sus conocimientos tanto de la fisioterapia como del cuerpo de la mujer y el proceso del parto, para ayudar a estas a dar a luz, con las mayores garantías, reduciendo en lo posible el dolor, y con el menor número de secuelas posibles.
 
No estamos hablando de técnicas “milagrosas” que evitan el dolor del parto, sino de una preparación del cuerpo de la mujer, para evitar o al menos reducir, molestias durante el embarazo; ayudar al bebe a salir con el menor sufrimiento para él y para la madre; y para tener una recuperación posparto, más rápida y sobre todo con ausencia de secuelas dolorosas.
 
Técnicas fisioterapéuticas
 
Muchas de las mujeres que acuden a las consultas de fisioterapia lo hacen por dolor en la zona lumbar baja; dolor en la ingle que les impide girarse en la cama, caminar, o apoyarse sólo sobre una pierna; o que sufren pinchazos en la zona del sacro que a veces se extienden a la pierna. En muchas ocasiones, asegura Sánchez, “son seudociáticas, provocadas porque la pelvis se queda bloqueada, que irradia como una ciática, aunque no lo es, y tiene que ver con la posición que adopta la embarazada, por eso es tan importante que acudan a nuestra consulta para enseñarles como posicionarse”.
 
Otros problemas comunes de las embarazadas están relacionadas con el suelo pélvico, presentándose en ocasiones dificultad para retener la orina, con escapes al toser, y también dolor durante el coito (dispareunia). Problemáticas en las que se aconseja el masaje perineal para mejorar la elasticidad de los tejidos blandos de cara a la fase de expulsivo, especialmente recomendado en embarazadas primerizas, en las mujeres que han tenido partos previos y presentan cicatriz de episiotomía, así como en las mujeres con historia de dolor durante el coito.
 
La recomendación general es ponerse en manos del fisioterapeuta a partir del tercer mes de embarazo, aunque asegura Sánchez, en embarazos “sin riesgos”, la preparación puede realizarse desde el minuto “cero”.
 
Molestias y dolor
 
Un fisioterapeuta ayudará a la embarazada a moverse y coger cargas, de una manera distinta a como lo hacía hasta ese momento. Sin dañar su musculatura ni su estructura ósea, teniendo en cuenta que su punto de equilibrio, en relación a la columna vertebral, está cambiando. Del mismo modo que le enseñará técnicas para relajarse y dormir de la forma más adecuada, y le recomendará ejercicios cuando aparezcan dolencias musculares debidas a movimientos inadecuados.
 
Por otro lado, el conocimiento que existe en fisioterapia acerca de la anatomía de la pelvis y sobre la neurofisiología del dolor, son herramientas muy buenas de cara a explicar lo que sucede durante el parto, y los movimientos y posturas que pueden ayudar al descenso del bebé y a aliviar el dolor de las contracciones. Estoy convencida, asegura Susana Sánchez, de que “el conocimiento de la anatomía y el funcionamiento del cuerpo, así como la confianza de la mujer en su propio cuerpo y en sus posibilidades para vivir el parto como una experiencia gozosa, es una herramienta fundamental para que el parto sea vivido positivamente. En cierto modo es el empoderamiento de la mujer a la hora de tener su propio parto. Que sea consciente de que puede hacerlo”.
 
En cuanto al posparto, Sánchez asegura que no se trata únicamente de recuperar la forma física, cosa que podríamos hacer acudiendo a un gimnasio, sino de hacerlo de la forma adecuada, una vez que se ha pasado por una valoración, y si es preciso, “con nuestro bebe, al que en muchas ocasiones no podremos dejar al cargo de otra persona”. En este punto indica, el trabajo del fisioterapeuta no se centra exclusivamente, en la anatomía de la mujer recién parida, sino en las posturas más adecuadas para coger a su bebe, empujar un carrito o curar de sus cicatrices, si es que las tuviera.

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