Por Andrea Núñez-Torrón Stock
La factura que el estrés pasa a largo plazo le sale muy cara a nuestro cuerpo. En este artículo te explicamos sus diversas causas, sus nefastas consecuencias y algunos apuntes para combatirlo y mantenerlo a raya.
Por desgracia, dicen que el estrés y la ansiedad son el estado natural del ser humano en el siglo XXI, y es que, pese al avance de la tecnología o la mejora de la calidad de vida, los problemas psicológicos y los trastornos emocionales se multiplican en los países más desarrollados. De hecho, el estrés laboral se trata del segundo problema de salud relacionado con el trabajo más frecuente en Europa, únicamente por detrás de los trastornos musculoesqueléticos.
¿Cuál es la diferencia entre sentirse estresado y tener ansiedad?
Acompañado por síntomas como la fatiga, el insomnio, la falta de concentración, las jaquecas, la irritabilidad, los cambios de apetito o los pensamientos negativos, el estrés puede llamar a tu puerta debido situaciones de índole diversa que esencialmente pueden corresponder a causas sociales, biológicas, químicas o climáticas. El estrés y su compleja y diversa maraña de consecuencias físicas y psíquicas puede partir por tanto de problemas personales, problemas con las drogas, enfermedades, cuestiones familiares, demasiada carga de trabajo, factores psicosociales o causas hormonales, entre otras.
Las situaciones estresantes puntuales no ocasionan daños a nuestro organismo, pero si persisten en el tiempo pueden causar verdaderos problemas a tu cuerpo y a tu mente. Como señalan desde la web de Fisioterapia Online, “el estrés ayuda a conservarte alerta, otorgándote la energía requerida para mantener interés en el ambiente, explorarlo y adaptarte”. Sin embargo, si respuesta de estrés es muy frecuente, intensa o duradera llegarán las consecuencias negativas.
Consecuencias del estrés a medio y largo plazo
Las personas sometidas a mucho estrés tienen más papeletas para sufrir enfermedades, ya que su sistema inmunológico está deprimido. Pueden padecer alteraciones severas del sueño, disfunciones sexuales y sufrir problemas cardíacos, cáncer o artritis. También suelen asistir a un deterioro de las relaciones familiares, laborales, sociales y de pareja, así como alteraciones viscerales, que a su vez derivan en trastornos músculo-esqueléticos.
Técnicas rápidas para combatir el estrés laboral
Para recapitular y saber si estás padeciendo un episodio de estrés, atiende a síntomas como la concentración baja, la tensión muscular, los problemas para dormir, los mareos, las taquicardias, la sudoración excesiva y la dificultad para respirar. Puedes intentar llevar a cabo técnicas para paliarlo avaladas por la neurociencia, ejercicios de meditación y respiración, cambiar tu alimentación, incrementar tu descanso y acudir al médico o a un especialista si el problema persiste.