Detección y diagnóstico
En la consulta es normal escuchar a los pacientes explicar que sienten dolor en la cara anterior de la rodilla, quemazón, crepitación al doblar y extender la misma. También bloqueos o pseudobloqueos, sensación de presión o hinchazón o, menos frecuentemente, episodios de fallo o inseguridad, sobre todo al bajar escaleras, al subir, o después de estar mucho tiempo sentados con las piernas encogidas. Cuando esta inseguridad se nota al empezar a caminar recibe el nombre de “signo de la butaca” o “movie sign”, en inglés.
El diagnóstico se establece mediante la historia clínica y las pruebas de imagen. Para confirmarlo o para descartar otras causas de dolor, la resonancia magnética nuclear es la prueba de elección. Paralelamente, las radiografías simples y el TAC nos informan de aspectos como un mal alineamiento de la rótula con respecto al fémur, mala posición o mala congruencia -formas, desde leves a graves de displasia-, que contribuyen a que el apoyo entre los dos huesos no sea optimo, facilitando el desgaste precoz.
Tratamiento
El tratamiento irá dirigido a preservar la función, disminuir el dolor y evitar, en la medida de lo posible, la progresión del desgaste. No existe un tratamiento definitivo que revierta la degeneración del cartílago. Suele ser una combinación de medicación, ejercicios, cuidado postural e infiltraciones.
Los cuidados posturales consisten en evitar estar con la rodilla flexionada mucho tiempo seguido. Hay que doblarlas y estirarlas con frecuencia. Se debe evitar ponerse de rodillas o en cuclillas, así como subir y bajar escaleras. Aguantar el dolor no sirve para superar la enfermedad
La fisioterapia y las correcciones biomecánicas están orientadas a aliviar el dolor y potenciar él cuádriceps. Sin duda el corredor puede tener que modificar su zancada y renunciar a algunas formas de entrenamiento, pero mejor esto que no correr. Las infiltraciones de ácido hialurónico y plasma rico en factores de crecimiento mejoran la sensación de rigidez, crepitación, dolor y movilidad de los pacientes. El efecto máximo se consigue entre el segundo y tercer mes. El Ortokine -suero autólogo condicionado- es una terapia biológica especialmente indicada tanto en articulaciones como en espalda y tendinopatías. Innumerables estudios destacan sus beneficios en la reducción del dolor, mejoría de la movilidad y, sobre todo, sus resultados son más duraderos que con otras terapias, con mejorías que duran más de dos años. La condromalacia es un defecto difuso del cartílago, la cirugía o las técnicas de cultivo o trasplante de condrocitos no suelen estar indicadas en esta enfermedad.
Es importante que sepas que la condromalacia duele más o menos, a temporadas, dependiendo de muchos factores, algunos desconocidos, otros no. Con el mismo grado de lesión algunos pacientes tienen dolor y otros no. Es conocido el papel modulador del ejercicio en umbral del dolor o el papel protector de la musculatura sobre la articulación. La combinación de estas terapias por tu especialista conseguirá los mejores resultados. Encontrar el equilibrio es la parte más difícil.